lunes, 26 de noviembre de 2007

LOS PROBLEMAS DOCENTES A COMIENZOS DEL S XXI


Cuando nosotros, los docentes, discutimos las problemáticas en el aula siempre centramos nuestra mirada en nuestros adolescentes, y expresamos en términos, más o menos objetivos, las dificultades por las cuales atraviesa, enumerando una larga lista:



  • Adicciones


  • Desesperanza


  • Falta de contención familiar


  • Apatía y desinterés


  • Violencia


  • ...


Y nos olvidamos que son esas mismas problemáticas las influyen y rodean al docente, ya sea en su casa, en su barrio o en su lugar de trabajo, y por tanto, ¿no sería bueno también mirar nuestro propio accionar?.


Hay dos publicidades destinadas al público joven que me llamaron poderosamente la atención, y que de cierto modo marcan el pulso de la actualidad:




  • Una cerveza que asegura que PENSAR EN NADA ES BUENA ONDA


  • Y la otra de una zapatilla hecha PARA NO HACER NADA


Y en medio de este vaciamiento, en medio de este NO DECIR NADA, esta el Docente. El docente, miembro de esta sociedad, no ajeno, sufre (de distinta manera que los adolescentes, pero sufrimiento al fin) los embates de la sociedad actual y me pregunto ¿de que manera repercuten estos hechos sobre nosotros?, ¿nos mantenemos firmes en nuestras convicciones y valores?, o ¿claudicamos?, y si es esto último: ¿como influimos sobre nuestros jóvenes adolescentes.


En estas circunstancias se nos plantea el dilema: ¿seguimos y nos dejamos arrastrar por la corriente o luchamos contracorriente?. Más de una vez deben haber dicho o escuchado algo como lo que sigue: El rol de educador (esta palabra tiene un valor agregado al significado de la palabra docente) nos impregna de compromisos que van más allá de nosotros mismos. Y frente a esto, que seguro adherimos, ¿cuál es nuestra respuesta?. ¿Es una respuesta coherente demostrando con nuestro actuar y accionar correspondencia con nuestro pensamiento y sentimiento?


¿Hacía a donde mirar en el futuro de la sociedad?, ¿miramos y proyectamos la sociedad vacía que nos pretenden vender?, ¿somos nosotros mismos generadores de ideas de irresponsabilidad, desorganización y desesperanza?, o por el contrario, ¿pensamos que los innumerables problemas tienen solución?, ¿que se puede sembrar semillas que nuestros padres y abuelos intentaron cultivar en nosotros y pensar que las palabras: sacrificio, esfuerzo, felicidad tienen sentido?.


Me voy con esto: yo provengo de una familia humilde, de un lugar humilde, en una ciudad del interior de un país latinoamericano (con todo lo que ello implica), y mi mamá (soy hijo de madre soltera) siempre me mostró, con su ejemplo, que con esfuerzo y sacrificio todo se puede lograr. En la medida que me dio la posibilidad de estudiar, aprendí que en sus palabras sencillas había una sabiduría escondida, una de las verdades de esta vida, o por lo menos de mi vida!!...


Mi pregunta final es ¿tendrán mis palabras y mis acciones como docente suficiente contenido y valor para mis alumnos? o ¿me ganará la televisión, o el cortar y pegar de Internet, o la cultura del facilismo?


Perdón por dejar tantas preguntas.


Espero sus comentarios. Saludos!!